Extremadura

En una finca situada en pleno campo extremeño se ajardinan las zonas de estar, los patios y las zonas de paso. El jardín se concibe como enlace entre la arquitectura y la dehesa. Debido a la topografía, el huerto se dispone en bancales. Una larga pérgola da la vuelta a todo el conjunto doméstico. Ésta y los demás elementos arquitectónicos se revisten de rosales antiguos, glicinias y parra virgen. El terreno se delimita con un muro de piedra seca rellenado con semillas silvestres para que la transición entre el cesped y el campo sea lo más natural posible. Desde cualquier lugar del jardín, el campo abierto es en todo momento protagonista.